Cuatro años después de la consecución de su último título de Liga, el Barcelona vuelve a reinar en España. El equipo azulgrana ha sido el mejor del campeonato de cabo a rabo, el más regular, el que menos ha notado los efectos de tener que disputar un Mundial a mitad de temporada.
La apuesta por las palancas ha terminado saliéndole bien a los catalanes. El pasado verano el club hizo lo imposible para poder disponer de dinero con el que proporcionarle a Xavi una plantilla en condiciones. El curso anterior había quedado claro que con lo que había apenas alcanzaba para pelear por meterse en Liga de Campeones.
Están por ver las consecuencias a medio y largo plazo de haber tenido que recurrir a vender patrimonio del club para poder hacer fichajes. Lo que está claro es que en el corto ha dado resultados. El Barça está de vuelta y engrosa su palmarés con otro título liguero, el 27º en la centenaria historia de la entidad.
Y lo ha conquistado gracias a una regularidad que se ha construido desde la defensa. Precisamente ahí fue donde más jugadores llegaron en el mercado de fichajes. Gente como Jules Koundé o Andreas Christensen han acabado convirtiéndose titulares indiscutibles en un equipo que ya contaba con un seguro como Ronald Araujo y la brillante irrupción de Alejandro Balde.
Que el equipo no se resintiera de la retirada de Gerard Piqué en plena temporada es indicativo de que Xavi este año sí que disponía de recursos en su zaga con los que poder competir.
Los catalanes han firmado unos números de récord. Nunca habían sido tan sólidos en defensa en toda su historia. Aunque tampoco se puede obviar la importancia de disponer de un delantero de talla mundial en sus filas.
Desde que se marchó Leo Messi, los culés no habían dispuesto de un futbolista de esos que con su simple presencia en el once inicial, los rivales se echaran a temblar. Y ese ha sido Robert Lewandowski. El club que parecía que estaba a punto de colgar el cartel de 'cierre por liquidación', se sacó de la chistera las palancas y pudo arrebatarle al todopoderoso Bayern de Múnich al Bota de Oro.
La rentabilidad de la inversión estaba garantizada. Quizás no ha terminado la temporada a su mejor nivel, pero la primera mitad de curso del polaco fue vital para conquistar este título. Los partidos que otros años no se ganaban, los resolvía Lewandowski con apariciones puntuales.
Este Barça de Xavi se ha ganado a pulso el título de campeón de Liga y el de rey del 'unocerismo'. Esas victorias por la mínima han marcado la diferencia, por ejemplo, con un Real Madrid incapaz de sacar sus partidos adelante en buena parte de la temporada. Sobre todo tras el Mundial.
Muy pocos equipos han podido toserle al Barça en Liga este año. Uno de ellos, el Real Madrid, que fue el primero que consiguió derrotar a los de Xavi esta temporada. Fue en la jornada 9. Así puso fin a una racha de siete victorias consecutivas de los azulgranas. Una racha que igualó más adelante, entre las jornadas 16 y 22.
Mención especial merece el Rayo Vallecano de Andoni Iraola, único rival al que el Barça no ha conseguido ganar ninguno de sus enfrentamientos este curso.
Y cómo no hablar de Xavi, el principal artífice de todo esto. La mejoría en el equipo es notable y eso es culpa del egarense. El equipo no ha alcanzado los niveles de virtuosismo en el juego de otras épocas, pero sí se han visto cosas que el culé echaba de menos. La intensidad sin balón, las líneas adelantadas y que el balón no queme vuelven a ser la seña de identidad del equipo.
Quizás haya faltado algo de madurez para cerrar algunos encuentros y es evidente que Europa es la gran asignatura pendiente, pero con la conquista de LaLiga se da un espaldarazo vital al proyecto. Ahora nadie duda de que Xavi es el hombre correcto para levantar al Barça y que sabe lo que se hace. Como decía aquel, "this is the way". Si los de los despachos encuentran la manera para que el club pueda seguir reforzando la plantilla, hay motivos para ilusionarse y pensar que esto sólo puede ir a más. Que algunas de las estrellas del equipo no lleguen a los 20 años invita a soñar. Quizás se adelantó un poco, pero desde luego que Joan Laporta no faltó a la verdad cuando le dijo a los socis aquello de "hemos vuelto".
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